lunes, 27 de febrero de 2012

Mi infancia con 8 ó 9 años



Corrían los años 60 y en las playas, tanto en la Puntilla como en Valdelagrana, no había agua para beber.

Mi padre y mi hermano iban con la bicicleta, un carrito y alguna garrafa a la fuente de las Galeras, allí cogían el agua y la repartían por las playas: por los cuatros bares que había y las casetas de familias.

A mí, con 8 ó 9 años, me ponían con una mesa, un toldo, dos búcaros y cuatros vasos a vender agua en la Puntilla.


Beber en el búcaro costaba dos reales, en el vaso un real. Me llevaba toda la mañana vendiendo agua hasta que, al medio día, llegaba mi madre para llevarme la comida. Entonces ya terminaba mi trabajo y me iba a jugar a los montes de arena (los llamábamos las “cataratas” ).

Mi hermana, que era mayor, se iba los Domingos a Valdelagrana. 

Así estuvimos algunos años hasta que metieron el agua en las playas y se nos acabó el trabajo. 


Recuerdo de DOLORES CARO DE LOS ÁNGELES

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